Mi Proceso, Varios

Querido Dios (37) Liberando cargas

 

A medida que pasa el tiempo y yo sigo afrontando las lecciones de vida, me doy cuenta cada vez más que, en ocasiones, nos  complicamos más de lo necesario. Últimamente estoy trabajando en crear relaciones armónicas, perdonarme y perdonar a todos aquellos que me han enseñado valiosas lecciones y se han convertido en mis maestros. No siempre es fácil, a veces se interpone el ego, y también el deseo de tener la razón. Luego recuerdo que no hay necesidad de ello, pues cada uno vive la vida desde su punto de vista. Deseo desde el fondo de mi corazón tener paz y poder conectarme con todos aquellos alrededor mío desde el amor. Me es difícil entender, y no quiero juzgar, como hermanos o amigos dejan de hablarse, o padres  e hijos tienen relaciones basadas en el rencor o la rabia. Pienso que una de las maestrías que tenemos que aprender es a entender que cada uno está en  su proceso,  entregando lo mejor que puede, y que es labor de cada uno continuar avanzando en el camino espiritual. También he podido entender que entre menos cargas tengamos, cargas que no nos corresponden, más ligeros podemos continuar por el sendero del crecimiento y la armonía. Así que mi invitación es a que revisemos la manera como nos estamos relacionando, para liberarnos y estar más centrados. @Sandra Albornoz. 

Mi Proceso

Querido Dios (36) La Danza de la Vida

A medida que pasan los años, entiendo cada vez más lo que significa que la vida es una danza. A veces queremos acelerar el proceso, o lo contrario, lo congelamos. Cuando aprendemos a danzar con el ritmo que la vida nos ofrece, es cuando realmente fluimos y se nos hace mucho más fácil superar las pruebas que nos permiten crecer. Cuando corremos, a veces sin ninguna necesidad, lo que hacemos es atropellar el proceso y después nos preguntamos: por qué me caí, estrellé, golpeé  o lastimé?Cuando aprendemos a conectarnos con nosotros, nuestro centro y todo aquello que nos rodea, podemos literalmente danzar al son de Dios. De manera que la invitación es a honrar cada instante, valorarnos para no atropellarnos, y darnos el tiempo suficiente y necesario para no alterar nuestra paz interna. @sandraalbornoz

Mi Proceso

Querido Dios (35). Real o imaginario? Dear God (35) Real or imaginary?

Hace poco escuché en boca de una persona muy sabia que el cerebro no distingue entre lo real y lo imaginario. En eso se ha convertido mi vida, en una lucha entre lo científicamente evidenciable, y lo espiritualmente anhelante. Sé bien que la palabra decreta, y día a día trabajo en ello. La sola palabra cáncer tiene una connotación muy fuerte, es casi como si estuviera imbuida de muerte. Mi lucha es entender y aceptar que solo Dios conoce mi destino, que los hombres y la ciencia decretan algo, pero que también existe el libre albedrío, y que es responsabilidad mía ayudarme desde todo punto de vista, para poder continuar adelante en la batalla. Si me doy por vencida sin siquiera haber luchado, mi cerebro computa eso y le envía esta información al cuerpo, y empiezo a caer en una espiral descendente. Mi lucha es y seguirá siendo vivir cada momento a plenitud, teniendo la certeza y la fé de que Dios está en control, y que si yo me ayudo y hago el trabajo, mi cuerpo lentamente comienza a reaccionar positivamente. La pelea más grande está en mi mente, y es importante pararla y entrar en silencio para volver a centrarme. Sandra Albornoz

Dear God (35)

Real or imaginary?

A wise person recently said that the brain does not distinguish between real and imaginary. That’s what my life has become, a struggle between the scientifically evident, and the spiritually longing. I know well that the word decrees, and day by day I am working on it. The word cancer itself has a very strong connotation. It is almost as if it is imbued with death. My struggle is to understand and accept that only God knows my destiny, that men and science decree something, but that there is also free will. It is my responsibility to help myself from every point of view, and to be able to continue forward with my battle. If I give up without even having fought, my brain computes that and sends this information to the body, and I begin to fall into a downward spiral. My struggle is and will continue to be to live each moment fully, having the certainty and faith that God is in control, and that if I help myself, and do the work, my body slowly begins to react positively. The biggest fight is in my mind, and itv is important to stop it, enter in silence and refocus. Sandra Albornoz 

1 2 3 4 11 12